Vamos aprendiendo, primero empezamos a sentir y sí pudimos… yo antes no sentía nada; hemos aprendido mucho, ya puedo sentir, me ejercito, y estoy aprendiendo la música y me gusta.
Uriel,
Participante del taller
Haciendo música desde el silencio es un proyecto innovador y arriesgado que busca formar a personas sordas en la ejecución de la música desarrollando su musicalidad en la modalidad rítmica. Durante este año realizamos un taller con 30 participantes muy comprometidos en el Centro Educativo Expresión y Libertad IAP, en la delegación Iztapalapa.
Después de 12 sesiones de trabajo, 36 horas de taller, 12 horas de ensayo, algunos errores y venciendo complicaciones de espacios y materiales cerramos muy contentos con una presentación 1 de junio el primer “Taller piloto de sensibilización musical y entrenamiento corporal para personas sordas”.
Partimos de que todas las personas, independientemente de su condición física, emocional, mental, son portadoras de un sentido de la musicalidad. Y también sabemos que las personas sordas establecen una relación directa con la sonoridad por medio de las ondas.
En esta experiencia aprendimos, nos asombramos, sentimos la música en todas sus formas, colores y vibraciones, rompimos nuestros propios paradigmas, nos encariñamos y aprendimos a comunicarnos de muchas formas incluyendo unas cuantas palabras en lengua señas. Y sobre todo cumplimos nuestros objetivos:
• Sensibilizar a los sordos y sus familias sobre las diversas posibilidades de interactuar con la música.
• Obtener un entrenamiento básico en el manejo de elementos de percusión.
• Obtener un entrenamiento básico en el manejo del lenguaje musical formal (solfeo rítmico).
• Crear una experiencia colectiva de interpretación de piezas musicales y presentarlas ante público.
Aquí puedes darte una idea de cómo fue el taller. Difundiendo esta experiencia única nos ayudas a darle continuidad.
Ve el video de Haciendo música desde el silencio en nuestro canal de Vimeo.
Participaron en el diseño y facilitación el equipo de Canto que florece David Montoya, Emilio Ayala, Adalberto Ayala y Aranzazú Díaz.
Este taller no hubiera sido posible sin el esfuerzo y compromiso de los jóvenes y sus familiares; sin el impulso del Centro de Educativo Expresión y libertad IAP (CEELIAP), principalmente de Marina Sánchez quién participó, aprendió y se involucró con el taller y; la colaboración de la Fundación Sánchez Mayans quién financió una parte del proyecto.